miércoles, 13 de enero de 2010

Las Brujas de Salem



En la anterior entrada comente sobre el principio de mis desvelos y mi calvario en el Instituto. Pero no solo en las aulas se puede sufrir acoso. Otro sitio es en el autocar escolar. Es el sitio con el que más se mueve la gente con impunidad. En mi caso el autocar nos llevaba desde mi pueblo al instituto que se encontraba a unos 30 minutos y por el camino recogía a chavales de otros pueblos. Pues bien, aquello era un desorden, Sodoma, San Quintín, un carnaval cutre o cualquier apelativo que se le pueda ocurrir a uno para designar con palabras aquel caos en el que se transformaba la chatarra con cuatro ruedas en el que éramos transportados. Todo este caos (imagínense a la gente comiendo en el autocar, rajando y pintando los asientos, tirando pelotas de papel, escupitajos al suelo y un largo etc. aderezado con un griterío infernal)era aguantado sin rechistar por el conductor seguramente pensando que por poner orden no conseguiría un aumento de sueldo (alguna vez alguno se mosqueo pero acabo burlado y aun más cabreado y en lo sucesivo si le tocaba hacer nuestra ruta se mantenía callado). Pues allí sufrí también había acoso escolar, pero esta vez por lo menos en los dos primeros años los agresores no eran del sexo masculino, sino femenino (ríete tu del dicho ese de las armas de una mujer) Eran si no me recuerdo mal 4. Las Brujas de Salem las llamaba en mi fuero interno, aunque no a todas luego explicare el por qué, ahora vamos a lo que vamos. Tres de ellas eran rubias (color que se lleva muy de moda entre la mujeres, no sé el por qué sinceramente) y eran del mismo pueblo y al parecer habían sido desde siempre amigas del alma (un alma que yo me imaginaba negra y oscura), dos de ellas eran mayores que yo, otra de mi misma edad y otra más joven que yo (era la hermana de una de ellas). Pues bien se dedicaban a utilizar a todo descerebrado que se dejara manipular para que las divirtiesen y las liberasen de las frustraciones. Este pobre chaval o chavala tenía que meterse con otros estando las cuatro delante. La maniobra que utilizaban era muy sencilla: o bien se ponían atrás del todo y procuraban dejar algún asiento libre y cuando veían a alguien sin sitio le ofrecían el lugar libre. O bien si ellas llegaban tarde al autobús empezaban a echar a la gente que estaban sentados en esos lugares y que casualidad que siempre quedaba alguien con el que podían meterse. Qué casualidad ¿eh? Si es que este mundo está lleno de casualidades. Mae mía, mae mía.Entonces como iba contando sacaban a alguien de su corte y le azuzaban para que pelease con la victima elegida. Como si se tratase del Coliseo Romano había clamores de mátalo, acaba con él o ella y hasta dedos hacía arriba o abajo, todo un coliseo a la romana. Hubo alguna vez que o bien el aburrimiento era muy grande entre ellas o tal vez era que habían tenido un día de perros que se atrevieron a echarse a la arena para patear algún culo o arrancar mechones de pelos. Alguna de esas veces fui yo aunque solo se limitaban a estirones de pelo o callejones de esos que ya he dicho que sabían a Huy que daño. Pero una vez paso que el autocar llevaba exceso de pasajeros y me toco sentarme en las escaleras del bus que estaban cerca de la puerta de salida de atrás. Un de ellas se empezó a meterse con migo, pero solo de boca y de repente ese día la inspiración me vino y la empecé a contestar dejándola como un trapo sucio. Sus amigas del alma empezaron a jalearme a mi (para que veais lo que hace una amistad verdadera: llega uno que pone a parir a su amiga y no solo no la defienden sino que aplauden las ocurrencias del otro) y cuando ya estábamos llegando a la parada de su pueblo la muchacha se coloco justo a mi lado. Huy, huy que quedra de mi una muchacha que me sacaba dos cabezas y que era enorme y fornida. El autocar se para ella se abalanza sobre mi no precisamente para hacerme arrumacos de enamorados como habéis adivinado seguramente, y yo me aparto en otro momento de inspiración, ella cae al suelo, me agarra de la pierna caigo al suelo ella busca mi pelo (leí una vez que ese es el sitio donde las mujeres atacan preferentemente a otras mujeres) y yo que no tenía mucho pelo por aquel entonces me voy a por el suyo, le arranco unos mechones y la tiro del fuera del autocar justo cuando las puertas se abrían. Surrealista puede parecer la pelea o alguno dirá estaba cantado que el chico ganaría a la chica. Bueno yo no lo veia así es un topicazo eso que las mujeres es el sexo débil, además las mujeres se desarrollan antes que los muchachos (y en este caso ella contaba con 15 años y yo con casi 13), y que ella media 1´78 y el pringadillo 1,68. Bueno llegamos casi al final del relato. ¿Qué paso cuando al día siguiente me vio la muchacha? Pues nada, no me dijo ni mu y al pasar algunos días me saludaba cuando me veía. Más adelante dejo a sus antiguas amigas, no creo que fuera yo el responsable de ese cambio, más bien supongo que maduro y decidió dejar de lado todo aquello. ¿Qué paso con las restantes? Siguieron a lo suyo y ninguna se saco el graduado escolar, salvo la más joven. En todo grupo siempre hay alguien que destaca por encima de otros en este caso por cualidades muy dudosas, en este caso era la mayor de ellas. Tenia que estar verdaderamente trastornada la muchacha por que gritaba Soy Satanás (y como la Satanás la conocía yo). Ahora al echar un vistazo hacia atrás me da lástima de Las Brujas de Salem y el miedo que tuve a La Satanás a dado paso a la tristeza por alguien que no tenia el más mínimo aprecio a sí mismo y sus semejantes.














No hay comentarios:

Publicar un comentario