miércoles, 1 de diciembre de 2010

Una noticia de acoso escolar y una reflexión al respecto

                                       La víctima se quitó la vida
Se celebra el primer juicio por 'bullying' entre menores en Estados Unidos
Un total de siete chicas y dos chicos, tres de ellos menores de edad, tendrán que declarar ante el juez, acusados de acosar y maltratar a su compañera de instituto Phoebe Prince en Estados Unidos.

La joven, de 15 años, se ahorcó el pasado 15 de enero en la escalera de su casa como consecuencia de las continuas humillaciones.

Se trata de la primera vez en Estados Unidos que la Fiscalía lleva a cabo un caso de 'bullying', una práctica que trata del acoso de unos jóvenes sobre otros.

La menor llevaba meses soportando burlas, maltratos psicológicos y físicos en su instituto y a través de mensajes de texto o de Facebook.

Los casos de acoso en los que están implicados menores de edad se están comenzando a regular. En Reino Unido, se ha otorgado más autoridad a los profesores para casos especiales, se les permite incluso el uso de la fuerza.

Fragmento recogido en la página Web de Antena 3 Noticias el 6-4-2010

Estaba buceando estos días por Internet, cuando descubrí esta noticia. Los hechos como veis pasaron en EE.UU. y menciona el suicidio de una menor, a causa del acoso que estaba recibiendo por parte de un grupo de compañeros de instituto. Pero la noticia no destaca el suicidio como la noticia en si misma (que también), sino que la fiscalía a actuado de oficio contra los menores que acosaban a la menor, al ver que estos sucesos propiciaron su suicidio, es decir que el comportamiento de sus compañeros la inducio al suicidio. Trágicamente es un caso más de acoso escolar y de un final de este con consecuencia de suicidio por parte de la victima, pero en este caso cambia un factor, un jugador entra en el tablero, la justicia. No en todos los casos de suicidio, por no decir en ninguno, de este tipo la justicia actúa así, es decir viendo a los acosadores como verdugos. Como ejemplo una entrada que publique hace tiempo que trataba sobre un caso también de suicidio, pero este en España, el del joven Jokin. En el caso de Joki la justicia dictamino que los menores juzgados no podían ser culpados por la decisión de Jokin, ya que este estaba en un estado de depresión extremo, aunque los juzgaron por las agresiones que habían producido al menor. Como veis dos maneras de entender las responsabilidades de terceros en los suicidios con un trasfondo de Bullying detrás. En muchos casos los chavales afectados de acoso escolar y sus familias no denuncian estos casos ante la justicia, y como veis cuando lo hacen, es cuando la situación se a desmadrado. En mi historia personal, durante mis años de instituto, este dilema, sobre si recurrir a la justicia o no para parar las agresiones se repitió en varias ocasiones. No siempre tuvieron el mismo final. Esta iniciativa, la de acabar con el problema por la vía judicial, denunciando a los agresores, fue siempre la idea que tubo mi madre para como decía ella atajar el problema. Pero solo se pensó en este opción en dos ocasiones, durante mi estancia en el instituto y siempre fue cuando la situación se había desbocado y yo había acabado peor de lo habitual (lo habitual en ocasiones era acabar con moratones por todo mi cuerpo y con mis huesos en el suelo). La primera vez fue por motivo de la agresión que sufrí a manos de un compañero, la cual os la relate en "La oscuridad". Ante este caso mi familia estuvo apunto de denunciar este caso, pero si no lo hizo fue por la intervención del instituto, que con buenas palabras y con gestos que ellos decían de buena voluntad, pararon a mi familia a la hora de denunciar este caso. Prometieron mucho, a cambio de que no se denunciase el caso (parecía que eran ellos los más afectados por la denuncia, en vez del chaval) abrir un expediente al muchacho, cambiarme de clase y cuidar que eso no se repitiese. Me cambiaron de clase, lo que me valió más momentos de  sosiego, pero no pararon las agresiones; sus medidas para velar por mi tranquilidad (palabras que una vez utilizo un profesor, refiriéndose a mi caso y como lo estaban solucionando) consistieron en que aquel año cada dos por tres me preguntasen el jefe de estudios o el tutor que tal me iba todo, al año siguiente creo que se les olvido la agenda donde ponía preguntar una y otra vez al muchacho que  tal todo. En cuanto a expedientar al mi agresor, lo expedientaron, pero no lo expulsaron. Esa fue la solución que aplicaron los responsables de mi instituto a mi problema, un problema que decían ellos, que era aislado, imaginaros que era tan aislado que estas palabras no solo se la dijeron a mi familia, sino a todo aquellos padres que acudían al instituto para solucionar los casos de acoso que afectaban a sus hijos (y no me refiero a un numero pequeño). Después el instituto paso de decir que no existía un problema generalizado de acoso escolar, para decir que si existía estaba controlado, claro, controlado como si se tratase de un perro que se le pueda meter en una jaula y vigilarle que no muerda. Cuando el problema les empezó a salpicar a ellos (amenazas de los alumnos a los profesores, agresiones de alumnos a profesores), entonces decidieron dedicar casi en toda su totalidad un numero de la revista sobre el Bullying y algún etc más. Disculpad, creo que me estoy desviando de mi relato y estoy divagando. Continuemos, pues. El segundo caso donde mi familia ya se arto de las promesas del instituto fue cuando uno de mis compañeros me rompió el labio. En otras ocasiones mis padres se plantearon denunciar pero solo denunciaron este caso y el anterior. En este caso se gano el juicio, pero el centro no hizo nada respecto con mi agresor, una vez más escurrio el bulto, se limpio las manos de una manera sucia y ruin. Una actitud que no deberia de existir ni tan siquiera plantearse en las mentes de aquellos que educan a los jóvenes de hoy en día y futuros adultos a no mucho tardar. En, fin la denuncia fue satisfecha por la justicia, pero solo económicamente y no soluciono nada más. Si la justicia no ampara a las personas que son dañadas y maltratadas ¿quién puede hacerlo? Y ¿si los centros escurren el bulto y miran a otro lugar intentando fingir descaradamente un problema como es el acoso escolar, quién se atreverá a escolarizar a sus hijos, quien no tendrá miedo ante un profesorado que pueda dar la espalda al menor indicio de problemas?

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